Todos sabemos la fascinación que en esta familia tenemos por la música. Esto me llevo a investigar un poco, pues mi curiosidad es grande y siempre necesito leer sobre todo. Comencé con el concepto de composición musical y me di cuenta que no solo describe lo que escuchamos, sino también describe un arte, un sentimiento, una obra… pero lo más sorprendente es que describe a mi pequeño, o a nuestros pequeños.

La creación musical es sumamente complicada, pues implica muchos elementos tales como el sonido, la armonía, el ritmo, la estructura formal, la tímbrica y demás. Y viendo a mi pequeño me di cuenta: es eso lo que sucede contigo, analizar lo que pasa por tu cabeza, tus sentimientos y tu manera de procesar el mundo es complejo, porque ves las cosas a tu manera, interpretas a tu ritmo, estructuras y armonizas conforme tus sentidos te lo permiten.

Entonces comprendí que eso sucede con todos los niños, la trampa somos los adultos: no podemos esperar que todos interpreten la misma melodía, estamos acá para darles los instrumentos, el conocimiento, las notas, los pentagramas; pero ellos son quienes deben realizar su propia composición y su obra maestra. Ellos son el arte de nuestras vidas y nosotros la guía para ellos.

obra maestra

Sin duda, ellos son arte puro ante nuestros ojos y sus vidas son su obra maestra. Cada composición es distinta y esa es la maravilla de la música: que es única e irrepetible, comunicadora de sentimientos, portadora de genialidad, de sueños, disruptiva y a veces difícil de interpretar, pero también accesible e inolvidable… tal y como nuestros hijos.

Mi pequeño compositor tiene a su lado todo un grupo de apoyo: un arreglista que le ayuda a comunicar lo que desea con su obra; un armonizador, que crea el acompañamiento con técnicas adecuadas para la armonía; y un orquestador, que adapta su obra para que sea comprendida. No todos los pequeños necesitan un equipo tan completo, el mío sí. Mi tarea ha sido encontrar el equipo adecuado y aceptar sus intervenciones, pero esto es parte del proceso de la creación de la obra maestra. Y debo mencionar que estoy sumamente agradecida con el equipo que tenemos con nosotros.

Sí, el proceso es largo, a veces sumamente cansado; frustrante, pero lleno de logros, de metas alcanzadas y satisfacciones. Tenemos la seguridad que todo lo que hacemos por nuestros compositores es para verlos felices. Lo más importante de aprender a vivir y disfrutar el proceso de día a día, es agregar una a una las notas en el pentagrama de nuestras vidas.

Soy Pahola, mujer, esposa, mamá de dos; uno de ellos con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Eso me convierte en embajadora de nuestro planeta en la mente de mi pequeño, quien es amante de la música y la lectura. Una de mis maneras de demostrar amor es a través de la cocina y me encanta aprender de todo.