Escena 1
Se abre la puerta del carro. Entra el hijo.

-Mamá: ¡Hola! ¿Cómo te fue en tu intercambio?
– Hijo (encoge los hombros viendo por la ventana) Con decepción dice: meh… no sé para qué me compraste ese chocolate tan rico si me tocó uno bien chafa… no es justo.
– Mamá -con cara de disgusto-: ¿Déjame ver cuál te tocó? ¡Qué barbaridad! La gente sí que se pasa… ¡tú llevando un buen chocolate y te toca esa cosa! Mañana mando una nota.

Arranca el carro mientras abre el chat de mamás del colegio. Etc…

Escena 2

Se abre la puerta del carro. Entra el hijo.

– Mamá: ¡Hola mi amor! ¿Disfrutaste hoy? ¿Cómo te fue en tu intercambio?
– Hijo (encoge los hombros viendo por la ventana) Con decepción dice: meh… no sé para qué me compraste ese chocolate tan rico si a mi me tocó uno bien chafa… no es justo.
– Mamá -viéndolo con empatía-: supongo que hubieras querido uno como el que llevabas. Sí… es frustrante cuando esperas algo y llega algo diferente.

Arranca el carro.

-Hijo: …es que no es justo.
– Mamá: ¿tú ibas feliz de dar el tuyo?
– Hijo: yo si.
– Mamá: ¿Qué crees que sintió tu amiga secreta al recibirlo? ¿Qué cara puso?
– Hijo -sonriendo-: le gustó. Me dijo “gracias por fijarte en cuál era mi favorito”
– Mamá: ¿y tú qué sentiste?
– Hijo: bonito.
– Mamá sonríe y lo ve por el retrovisor: ¿Recuerdas lo que hablamos anoche?
– Hijo -pensativo-: que el corazón agradecido es invencible.
– Mamá: dime 5 cosas por las que estás agradecido hoy.
– Hijo: mmm… mi desayuno… que tú me llevaste al colegio… jugar fut en el recreo… que vamos en carro… que vamos de regreso a la casa.
– Mamá: a ver, pensemos… ¿por qué crees que no todos llevan chocolates iguales?
– Hijo: porque son tacaños…
– Mamá -suelta una risa-: es posible… ¿porqué más?
– Hijo: porque no pueden comprarlos
– Mamá: Sí. Mira mi amor, hay compañeros tuyos que están en tu colegio porque reciben una beca, es decir, que pagan solo una parte porque no pueden pagarlo todo. Hay familias que hacen mucho esfuerzo por mandar a sus hijos a estudiar.

Quizás haya quienes no lleven un chocolate rico por falta de amor, por dejadez o porque son tacaños.

– Hijo -suelta una sonrisa-
– Mamá: lo importante hoy no fue lo que te dieron, sino lo que diste y cómo lo diste. Pero aún te faltó algo…
– Hijo: ¿Qué cosa?
– Mamá: pensar que por llevar un “buen” chocolate te merecías otro igual. El amor de verdad “no es justo”. Se goza en servir y hacer sentir a los demás amados y especiales. Tú da por el gozo de dar. Si desde el principio tu corazón está agradecido, está listo para ser feliz y al recibir cualquier cosa estará contento.

Pide vía.

-Hijo: a dónde vamos?
– Mamá: te invito a un helado. Es día del cariño.

¿Quién de los dos está aprendiendo un amor contracultura? ¿Quién de los dos tratará a los demás como desea ser tratado? ¿Quién de los dos está siendo entrenado para responsabilizarse de sus emociones? ¿Quién de los dos está siendo entrenado para ser un discípulo del Señor?

Nací en Guatemala y aquí he vivido toda mi vida. Soy hija de una mujer trabajadora y bilingüe que jamás me mandó al colegio sin desayuno, ni tarde, y un músico que tuvo que ser visitador médico para que no muriéramos de hambre, pero que llenó mi vida de un soundtrack impresionante y de libreras igualmente ricas. Su mezcla me dio el sabor que tengo y no los cambiaría. Soy esposa de Alex López, somos papás de Ana Isabel, Juan Marcos, Evy y Darly Alejandra. 2 por biología, 2 por adopción, todos por gracia y ninguno como plan B. Aixa escribe regularmente en su blog Corazón a papel y es autora de Lágrimas Valientes (Lifeway 2017)