Como ya les he contado, el año pasado, María ingresó a un colegio convencional y me llamó mucho la atención cómo sus compañeros la incluyeron de una manera natural y sin distinción.
He podido presenciar cómo los niños preescolares son con María, cómo manejan de una manera natural el tema de que tiene Síndrome de Down… de hecho para ellos no es un tema de importancia, no ven diferencias.
Identifican cuando requiere ayuda, sin etiquetarla como una niña diferente, ellos simplemente la ven como una compañera más.
He platicado con otras madres que tienen la bendición de tener un niño con Síndrome de Down y que al igual que yo, lo han escolarizado en un colegio convencional, me comentan lo lindo que es y lo bien que se siente que su hijo sea tratado con el mismo cariño.

Hace unas semanas fuimos a una piñata de una amiga de María. Llegaron niños diversos a la fiesta, una hermosa nena de estatura baja, un guapo niño con autismo, mi hija con Síndrome de Down y niños convencionales.
Los niños simplemente jugaron entre ellos, se divirtieron, se rieron y comieron juntos y quebraron la piñata. Lo que vi fue inclusión al 100%, porque ante los ojos de los niños no hay etiquetas, prejuicios o diferencias. Ellos no ven la discapacidad, ven que a María le gusta tirarse del resbaladero, ven que a Jimenita le encanta saltar en el inflable y que a Estuardo no le gustan los globos.
Nosotros los adultos, en cambio, vemos lo que alguien tiene diferente, solemos separar por categoría, por religión, por raza y por discapacidad, y este último tema es algo de lo que no nos gusta hablar. Sabemos que existe pero preferimos voltear a ver a otro lado, no sabemos cómo reaccionar ante la persona con discapacidad ya sea de nacimiento o adquirida por una enfermedad.
No sabemos cómo dirigirnos o cómo hablarles y creo saber la razón.
Sabemos poco y lo diferente nos da miedo, pero en realidad si aprendiéramos de los niños, debemos ser simples, de dirigirnos naturalmente a la persona, sin pena, sin lástima, porque lo que hace diferente a las personas con discapacidad no es su propia discapacidad, es la sociedad excluyente, las miradas de pena, las puertas cerradas, las escasa oportunidades y la exclusión social.
Hoy 21 de Marzo, Día internacional del Síndrome de Down, es un día para concientizarnos de que las personas con SD, son como tú y como yo, personas que buscan respeto, un trato igual, una misma oportunidad de educación, no buscan un trato especial, ni caridad ni privilegios.

Si te permites conocer a alguien con Síndrome de Down sabrás el gran aporte que dan a la sociedad. Valores como el amor incondicional, la perseverancia de salir adelante a pesar de las dificultades, la sinceridad y espontaneidad.
Aprendamos de los niños y un día, un hermoso día, la inclusión ya no será más un tema del cual hablar.