Muchas veces nos preguntamos cuál es la forma correcta de referirnos a alguien con discapacidad. El término discapacitado o minusválido hace visible una de las tantas características de las personas,  y menospreciando las grandes cualidades y habilidades que tienen. La manera correcta es persona con discapacidad, por ejemplo: discapacidad física, cognitiva, auditiva, etc., porque antes que nada es una persona.

A mí me gusta el término “capacidades diferentes” porque busca separar a la persona de su discapacidad y evita la discriminación centrándose en el respeto y enfocándose en sus fortalezas y capacidades.

Si nos ponemos a pensar, todos tenemos múltiples y diferentes capacidades. Poseemos tanto la habilidad de desarrollarnos, como la necesidad de sentirnos amados y aceptados.  Por eso, todos tenemos un lugar en el mundo, una misión en la vida y grandes regalos y talentos que aportar a la sociedad.

¿Se han dado cuenta cómo se compensa la discapacidad de la persona proveyéndolo de otras capacidades? Por ejemplo, la persona no oyente tiene una gran habilidad para leer los labios y entender lo que alguien quiere decir; las personas con discapacidad visual tienen sus otros sentidos súper desarrollados, de manera que puede reconocer a alguien solamente tocándole el rostro o escuchando su voz, muchas veces con su olor personal.

En el caso de las personas con Síndrome de Down,  tienen como generalidad una gran capacidad para identificar emociones en los demás, una empatía muy desarrollada. Poseen un radar emocional que muchos no tenemos.

Quiero compartir con ustedes varias anécdotas de María.

A los dos años, María empezó a identificar las emociones en unas tarjetas; la dinámica era que yo se las mostraba y le decía la emoción. También cada vez que se presentaba una emoción mía o de ella, se la describía diciéndole ¿Estás contenta porque vamos al parque?, ¿estás triste porque se fue tu amiga Ari?, ¿el perro te dio miedo?, o solamente abrazarla y describirle un sentimiento como “Te amo”.

Desde muy pequeña tiene la capacidad de reconocer si sus hermanos están enojados. Cuando pelean, ella se incomoda pues no le gusta verlos enojados, entonces hace graciosadas para que se olviden del tema. También reconoce el dolor o la tristeza de alguien más.

En una ocasión, estábamos en centro comercial en los juegos para chiquitos y un niño se resbaló, cayó al piso golpeándose la cabeza y soltó el llanto. María rápidamente dejó de jugar y salió corriendo a levantarlo y a abrazarlo, con una cara de angustia de ver al niño desconsolado. Los padres de aquel niño quedaron asombrados y llenos de ternura al ver escena tan conmovedora… ¡Cómo alguien tan pequeño podía tener esa empatía y esa intuición de abrazar para consolar! Verdaderamente me sentí muy conmovida y sobre todo orgullosa de María.

En otra ocasión yo me encontraba triste, esos días que se ven influidos por las hormonas y simplemente dejé caer silenciosamente unas lágrimas. María estaba ala par mía  viendo un video infantil en el teléfono y de reojo vio que lloraba, dejó rápidamente el celular, se paró a abrazarme y a decirme “ya mamá, ya mamá”… entre sus abrazos volvía a verme para cerciorarse que ya no estuviera llorando. El efecto fue el contrario pues su respuesta fue tan genuina y tan hermosa que no pude evitar soltar otras lágrimas más de la emoción.

En su colegio, las maestras me hablan mucho de la empatía de María. Cuentan cómo consuela a sus compañeros cuando lloran, cómo comparte con ellos las carcajadas y los ayuda cuando lo necesitan.

María tiene una gran capacidad de reconocer en sí misma y en los demás las emociones. Sabe el poder de los abrazos, sabe que una sonrisa tierna tiene un efecto maravilloso, y sabe que sus ocurrencias harán que nuestro humor mejore.

De verdad puedo decirles que María llena cada parte de nuestra vida y cada persona que llega a conocerla se enamora de ese corazón tan grande que tiene.

Por eso quisiera cambiar en los demás la manera de ver la discapacidad y que puedan percibir las diferentes capacidades que tienen las personas, porque solo así podremos apreciar todo lo que nos aportan a nuestra vida y lo valiosos que son para nuestra sociedad.

Soy psicóloga industrial, me encanta leer, tomar cursos sobre psicología, desarrollo personal y me encanta compartir con mi familia y amigos. Tengo una maravillosa familia y llevo 16 años casada. Ahora estoy feliz de poder escribir en este blog y abrir las puertas de mi vida.