A partir del inicio de clases de María, cada vez que me la entregaban en el carro, me daban alguna información de su día. Todos los días mencionaban lo bien que le había ido, que había dormido, que había comido muy bien y que jugó con sus compañeros… Esa era la referencia que tenía y  además, María regresaba siempre muy contenta.

Aún con muchas dudas de su desenvolvimiento en el colegio, pensaba “¡Qué nervios! Faltan dos días para que me digan cómo va… ¿qué me irán a decir”?, “¿cuáles serán las recomendaciones?”, No tengo ni idea de la información que recibiré…”

Llegó el tan esperado día. Mi esposo tenía un semblante tranquilo, pero como lo conozco, sé que tenía un poco de nervios. Yo estaba igual nerviosa, casi sentía que me darían los resultados de la universidad.

En la reunión estaban sus dos maestras, la psicóloga de colegio, la encargada del departamento de inclusión y nosotros dos. Empezó a hablar la psicóloga y con una sonrisa nos dice… “Primero que nada ¡felicidades!,  estamos asombrados de las capacidades de María, de las habilidades que tiene en casi todos los ámbitos… Ella fue una de las primeras en adaptarse a su clase, aprendió el ritmo del colegio muy rápido, su habilidad espacial es muy buena, ya que en poco tiempo ubicaba cada lugar del colegio… si decíamos iremos a la granja, ella tomaba el camino correcto, en fin se ubica muy bien. Además, en el parque nos dimos cuenta que tiene excelente habilidad motora gruesa: corre, escala, se sube al resbaladero y se tira sin miedo.

Una de las maestras continuó: “¡Estábamos preparadas para recibir a María y atender sus necesidades especiales, pero no ha necesitado nada especial! Desde un principio ha sido muy independiente, de verdad que la vemos súper desenvuelta”. La otra maestra nos dijo “Ajá, es como si María hubiera estado desde el año pasado, pues se desenvuelve tan bien que no parece que acaba de empezar”.

“Ella es muy colaboradora. Ayuda a sus compañeros a comer, cuando es hora de dormir, ella va por las cobijas y las reparte o tapa a sus compañeros; cuando es hora de guardar, ella clasifica y guarda todo en su lugar; consuela a sus compañeros cuando lloran y si las maestras necesitamos ayuda,  instintivamente va y nos apoya”.

La psicóloga terminó diciéndonos “¡Sigan haciendo lo que están haciendo! ¡María nos ha asombrado muchísimo!, ella ya tiene muchas habilidades que sus compañeros aún están empezando a desarrollar”

Vi el rostro de mi esposo y estaba con una gran sonrisa que sin darse cuenta no podía borrar, yo estaba tan orgullosa que sentía que no cabía en el salón. De verdad que escuchar estas palabras de las maestras me hicieron confirmar que estábamos en el camino correcto.

Ya les he contado que cuando nació María y supe de su condición, tomamos la decisión de que yo me dedicaría al 100% a ella, eso significaba dejar de trabajar, dejar de percibir un sueldo que apoyaba el hogar, que me daba cierta independencia y libertad.  Pero esta decisión la tomamos pensando en el desarrollo de María, sabía que sería sacrificado y difícil tanto para mí como para mi esposo, pero tendría sus recompensas, sus resultados y su gratificación.

Hoy les puedo decir que ha valido la pena no tener la holganza económica para disponer del dinero como queramos. Ha valido la pena dejar a un lado salidas y viajes, los desvelos leyendo documentos sobre estimulación temprana,  haber dejado el tiempo a un lado para disfrutar el momento, sin preocuparme del futuro, tener la paciencia de saber que los resultados no se dan de un día para otro, pero si se tiene la constancia,  tarde o temprano llegan.

Finalmente, después de tan buenas noticias, una de las maestras nos dijo… “Si hay algo que necesitamos que se refuerce en casa”… Nos vimos a los ojos mi esposo y yo, y nos preparamos a escuchar: “María debe aprender a no meter las manos en los platos de sus compañeros, muchos de ellos hacen los mismo pero deben aprender a respetar la comida de los demás”; soltamos la  carcajada y acordamos corregirlo. Nos despedimos con un gran sentimiento de alegría y alivio, y le dimos las gracias a todo el equipo por su cariño y trabajo.

Soy psicóloga industrial, me encanta leer, tomar cursos sobre psicología, desarrollo personal y me encanta compartir con mi familia y amigos. Tengo una maravillosa familia y llevo 16 años casada. Ahora estoy feliz de poder escribir en este blog y abrir las puertas de mi vida.