Idilios imposibles que marcan la vida de todos, o por lo menos de la mayoría de seres humanos.  Mis hijos no son la excepción.   Casi todos tienen una historia de amor que contar y que quizá les dejó un nostálgico sabor.  Yo recuerdo que estuve enamorada de un vecinito y ahogaba mis penas de amor cantando junto a Juan Gabriel una de sus tristes canciones: No vale la pena es amor de un rato…  Ahora, muero de la risa al recordarlo. 

Hoy, desvelaremos los más memorables de nuestra marimba.

Gretel:  Dulce nombre de la aún más dulce niña que Emilio conoció en el parque. Ese día regresó hablando sólo de la bendita Gretel y preguntando insistentemente cuándo regresaría al parque, como si ella viviera allí eteeeernaamente.
Címpipe: Fátima soñaba que era Fiona y su príncipe era su papá… menos mal que era él y no Shrek.
La pared: por muy inverosímil que parezca pero Anneliese vive dándole besos a la pared. Sospecho que en lugar de amigos imaginarios ella tiene un novio ficticio con labios de cernido plástico.
David Orozco, José Carlos, Diego… y demás niños con nombres de novela. Todos caben en el corazón de Fátima que es la más enamoradiza y anda pendiente si los niños le hacen ojitos o no. La señal que uno ha sido elegido entre todos los pretendientes es que ella lo nombra su caballero para alguna coronación o concurso de reina infantil.
Miss Emilio: También resulta que a Fátima le gusta su maestro de física. Cuando yo le pregunto ¿por qué te llama la atención?, ingenuamente responde: es que es alto. Renato, movido por los celos, la molesta diciéndole ¿Cómo está Miss Emilio?
Ian (creo que así se escribe): Sobrino de unas mis cuñadas que siempre está pendiente de Anneliese. Cuando alguien le pregunta ¿cuál de las nenas te gusta? Él sin pensarlo responde: la colocha.  Y la colocha se hace la difícil, viéndolo con el ceño fruncido.
Por el momento, Renato y yo sólo debemos preocuparnos que mis hijos no tengan algún ataque de amor y quieran darle besos de pajarito a algún(a) niñ@. Obviamente en unos años (esperemos que muchos) eso cambiará y tendremos que intensificar nuestras súplicas para que consigan un(a) buen(a)  noviecit@.  Cuando Ximena afirma seriamente que ella no se casará, yo sonrío y pienso: lo mismo decía yo a tu edad, querida.   Por su lado, Renato ya le anunció a Anneliese que cuando ella tenga novio, lo molestará diciéndole: bobo. Ella se enoja y le dice ¡no!
El terreno para el amor se abona desde esta tierna edad no cabe duda, pero no porque los hij@s  hablen de novi@s sino porque pueden aprender a querer a los demás de forma limpia e incondicional.
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Noti-parranda: Emilio cumplió ayer cuatro añotes. Hoy, Ximena cumple nueve. ¡A bailar, sin parar!

Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.