Algunas veces dudé sobre la conveniencia de escribir cartas al Niño Jesús para Navidad. En ocasiones me parecían una extraña amalgama espiritual-materialista; otras, un medio para que los niños aprendan a tratar a Dios con sencillez; y otras, una prueba de fe para padres e hijos porque los niños muchas veces piden regalos que… jm, jm, están fuera del alcance del bolsillo. Pero, gracias a la última experiencia, he corroborado que las cartas pueden hacer mucho bien para el crecimiento personal.
Uno de estos días de frío navideño, les dije a mis hijas que escribieran su cartita. Les sugerí, sin embargo, que trataran de no pedir regalos tan caros porque si no al pobre Niño Jesús le iba a dar un infarto (por supuesto, que lo dije pensando en que los instrumentos de Jesús somos Renato y yo). Ellas, prestas y dispuestas buscaron lápiz y papel y ¡a escribir se ha dicho! De reojo vi la carta de Ximena, quien había hecho caso omiso de mi recomendación… Sin embargo, me encantó su introducción. La carta dice más o menos lo siguiente:
«Querido Niño Jesús: ¿Cómo estás en el cielo?» Luego de un breve saludo pasa a su lista de gustitos: «para Navidad quisiera: Un Ds XL, un Ds I, un Ds, una cámara digital, un teléfono de lujo, unas botas, arena mágica para jugar… Adiós XOXOXO ¡Mua!»
Yo le dije: vos Xime, el Niño Jesús se va a asustar. Pero ella me respondió con soltura: No,porque mira entre uno y otro regalo le puse una «o», es decir no quiero todo eso sino un DSi o una cámara digital o un teléfono de lujo o… Suspiré y sólo pude expresar un Mmmmm, bueno.
Anneliese me dictó su carta y no tenía mayores complicaciones, pues el sueño de tener una Bebé lágrimas de verdad (que llora, pues) se lo cumplirán sus padrinos, nosotros le compraremos cualquiera de las otras dos opciones que nos dio.
Ahora Fátima, mi muchachita, hizo algo que me dejó conmovida. Se apartó y escribió su carta, calladita, calladita. Luego me la entregó doblada como para que no leyera pero su mami curiosa la abrió en el primer despiste que Fátima tuvo. Así, leí primero con incredulidad (qué mal ¿no?) y después con un nudo en mi garganta, lo siguiente:
«Querido Niño Jesús: Hola. Yo te pido para Navidad un regalo de amor para mi familia. Lo que yo quiero es sólo tu Amor. No me importan los juguetes, solo mi familia, en especial Tú y tu Familia que nos salvó. Adios, te amo mucho». Hasta allí llegó su Moon sand, el juguete que ha pedido desde siempre y pensé que este año no iba ser la excepción. Sin decirle nada, fui a apapacharla y le di un enorme beso en su acolchonada mejilla.
Ahora, luego de esas dulzuras, a los papás nos corresponde tocar en el portal de Belén para que nos inunden de amor y cumplir con las peticiones de Fátima; y de pasadita que Jesús Niño nos dé una manita para obsequiar los mejores regalos (que no es sinónimo de caros) esta Navidad.
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Noti-parranda: ¡Fátima cumple 8 años este domingo!