Y tú ¿por quién vas a votar?  Es la insistente pregunta que gotea de la curiosidad de mis hijos cada vez que atravesamos una época electoral. El «no sé» no basta como respuesta pues al parecer ellos ya tienen decidido su voto…

¡Yo le voy a Victoria!, dice Fátima. ¡Yo, al Patriota!… Yo, yo, yo… y así cada uno expresa su elección basada -imagino yo- en el ritmo pegajoso de las canciones o simplemente el logo que les parece más atractivo. Pero el asunto de fondo es que tengo un embrollo grande en mi mente cuando me atacan a preguntas sobre mis elecciones en el campo político.  Para Renato y para mí resulta difícil explicarles porque en estas tierras la política y los políticos no funcionan como debería ser.  Si, como es previsible, Ximena se convierte en fan de Aristóteles entenderá mejor y más rápido este cardíaco asunto; pero mientras tanto somos nosotros quienes debemos aterrizar las ideas sin caer en fatalismos deprimentes ni en «Estados» paradisiacos.

-¿Por quién vas a votar?
– Por el fulano
-Pero tú me dijiste que él no era honesto…
-Bueno sí, pero es un poco mejor que el otro candidato
-¡¿ ?!

Esta conversación la tuvo Renato con Ximena días antes de la segunda vuelta en las pasadas elecciones.  Ella no entendía por qué su papá votaría por un tipo no tan bueno. ¿Cómo explicarle esto a los hijos?  Yo aún le doy vuelta y confieso a todas letras que no sé qué responder.  

Es decir,  me esfuerzo por dar un criterio a mis hijas sobre la política y los políticos, la ciudadanía y demás. Pero algunas oscuridades simplemente no sé como iluminarlas.  Sobre todo, cuando mi primogénita tuvo a bien heredar uno de mis grandes «vicios»: leer la prensa de principio a fin.  Ella misma dice que heredó de su mamá dos cosas: leer el periódico y ser cafetera.   De hecho, el amargo día que mataron a Facundo, ella preguntaba y preguntaba. Quería ver las noticias para tener más información. Yo la interrogué: ¿y a vos qué te pasa? Sin titubear respondió: las noticias son apasionantes.

Así que casi todos los días, con cara de analista se sienta, cruza la pierna y lee el diario con inmensa atención. Por supuesto que muchas noticias no las entiende  y es allí cuando acude a sus papás. Con este ejercicio, nosotros descubrimos cuánta  mella hace en su cabeza la política del inframundo que se da en Guatemala.

Aún así, está interesada en votar en las elecciones infantiles. ¿Su voto? Lo tiene ya decidido. No cambiaría su apoyo al Patriota. Cuando la escucho, trago saliva y recuerdo que en los comicios en los que Alfonso Portillo triunfó, también ganó en las elecciones infantiles.  Lo único que pienso es: ¡muchá (refiriéndome a mis hijos), ustedes deben elegir un rumbo diferente!  

Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.