¡Al fin, regresamos!

La larga y obligada ausencia en este blog, me ha llevado a preguntarme ¿a qué renunciamos las madres? Y aunque no he escrito, créanme que mil respuestas han dado vueltas en mi cabeza. Podríamos decir que el día a día aporta cientos de respuestas a esta pregunta.

Renunciamos a tener zapatos de colores y a comprar los neutros que nos van con todo… (algo ahorramos allí)

Postergamos una y otra vez el alisado para tener cabello de diosa (y si no por lo menos de Pantene) porque tuvimos enfermos en fila a varios chiquirrines…

Decidimos que podíamos remendar nuestra bolsa por tercera vez, porque todo se descompuso al mismo tiempo.

Creo que podría enumerar mil renuncias, pero luego de pensar una y otra vez creo que la más importante que hacemos es renunciar a nuestro amor propio cuando descubrimos que hay un amor incondicional. Y entonces, todo puede esperar.

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Gracias por extrañarnos ;o).
Notición: El martes 3 de junio es el cumple del Sebas, el sol de nuestra marimba. 


Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.