La esperanza nos visitó esta semana. Mi tía/madrina falleció y con ella, paradójicamente, revivió en mí la certeza que los milagros existen. Para unos tienen diferentes nombres: el azar, la confabulación del universo o la alineación de las estrellas. Yo prefiero llamarles milagros porque me gusta saber, reconocer y dar mérito a lo sobrenatural.
Estoy triste como cualquiera de mi familia. Pero cuando recibí la noticia, lloré como niña por el agradecimiento. ¿ ? Sí. Lloré con todas las de la ley porque, gracias a una insistencia interna de esas que nos agarran a las mujeres, pedimos al Padre Alberto (uno de los hombres más buenos que he conocido) que llegara a visitarla el miércoles, para darle los últimos Sacramentos. Dice uno de sus hijos que después de eso, se quedó tranquila. Murió con el amanecer del día siguiente. El sol majestuoso la recibió con los rayos abiertos y le enseñó el camino al cielo.
Mis hijas sabían que ella estaba en el intensivo. Escucharon la solicitud que le hicimos al sacerdote. Quizá me escucharon rezar una y otra vez a la Virgen. Era su fiesta, Día de la Asunción, y no le quedaba más remedio que atender las oraciones. El jueves llegué a casa y les dije: les tengo una mala noticia. Ximena instantanéamente me dijo:
-¡Murió!
-Sí…
-¿Se pudo confesar?
-Sí…
-¡Qué bueno! Lástima que no supimos antes, porque hubiéramos rezado el Rosario de los Niños por ella.
Ximena y Fátima me abrazaron fuerte, queriendo absorber mi dolor. Yo les pedí que me ayudaran a darle gracias a Dios porque permitió que recibiera el auxilio divino.
Pero había algo más. La Primera Comunión de Fátima es este sábado 18. Ya estaba planeado un almuerzo en casa de mis papás. Familiares y amigos, los invitados. Desde que recibimos la noticia, Renato y yo teníamos claro que el plan de celebración no podría ejecutarse. Así que había que comunícarselo a Fátima. Primero lloró como Magdalena, pero luego comprendió y aceptó los cambios. ¡Mi chula! Tiene grandeza de corazón. Ahora, sigue con la misma ilusión pero abonada por el desprendimiento.
Un día. Dos vidas. Dos milagros.