En la vida de cualquier persona, cada minuto es una probabilidad de que suceda algo incierto. No digamos el significado y sentido que puede tomar una semana, un mes, un año…  En la vida de una familia numerosa, en cada momento suceden simultáneamente 4, 5 ó 7 cosas.  Es parte de la emoción.
Como gracias a Dios, tenemos una hija que le gusta saber qué le depara el destino; desde el sábado 27 de marzo nos reunimos todos e hicimos una lluvia de ideas de lo que nos gustaría hacer. Luego programamos los días y así quedó hecho nuestro plan maestro para la Semana Santa. Como es de esperarse, el plan se cumplió en un 50% porque el día sólo tiene 24 horas, teníamos que dormir por lo menos 8 (bueno eso es lo que necesitamos los adultos, los niños pueden dormir menos y aún así amanecen con rocío sobre el cabello), y para terminar de agravar la situación,  debido al terremoto en Chile, el tiempo que dura un día se redujo en no sé cuántas milésimas de segundo.
La cuestión es que la Semana Santa fue un tiempo que todos necesitábamos para estar más cerca. A mí me sirvió para darme cuenta (espero que no esté patentado) que las madres sufrimos del Síndrome de la multiplicación de la Ley de Murphy.  Cuando era pequeña no entendía, casi podría decir que me indignaba que mi mamá confundiera los nombres de sus hijos. ¡¿Pero qué es eso?!, pensaba con mis plumas de adolescente extendidas.  A la vuelta de los años, he de confesar que a mí me pasa lo mismo.  Durante esta semana, si quería llamarle la atención a Ximena y a Anneliese, decía ¡Bueno, Anneliese y Fátima!, cuando me daba cuenta,  exclamaba: ¡Quietas Ximena y Fátima! Ay Dios mío, mejor digo: ¡muchá, tranquilas! Pero, la multiplicación de la Ley de Murphy se da cuando quiero regañar a nuestro perro Rabito, y le digo ¡Nícolas, no moleste!  El Renatín Contreras, como es tan bueno, dice que el síndrome se da porque las mamás siempre tenemos muchas cosas en la cabeza.  Yo espero que tenga razón.
Por último, les comparto las principales estadísticas de la Marimba Contreras Motta, durante la Semana Santa:

Horas jugando en la piscina: perdí la cuenta. 
Heridos con arma blanca (Con las uñas, pues): 5
Accidentes leves: 8
Solicitudes de nuestros hijos para que les narráramos la Pasión de Cristo: también perdí la cuenta
Peleas que terminaron en juegos: 30
Juegos que terminaron en peleas: 25
Días que más de algún angelito se levantó antes de las 6:30 a.m.: 7
Carcajadas: Calculen 10 diarias por cada miembro
Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.