Algunas veces ir al salón de belleza se convierte en un inminente riesgo… sobre todo si la señora estilista anda distraída y con mil cosas bailándole en la cabeza. La semana pasada, llevé a las mujeres a renovarse el look y nos pasó un poco de todo.

La primera valiente fue Anneliese, quien pidió un corte moderno. Es exigente con el largo, así que después de bajarse de la silla, dar algunas vueltas y verse infinidad de ocasiones en el espejo, se volvió a subir porque no le había quedado como ella quería.

Luego, la rueda de la fortuna señaló a Fátima quien ya había decidido el estilo que quería.  Se sentó y la señora empezó a cortar. En ese momento, me llamaron y me pidieron enviar de emergencia unas fotografías. Salí corriendo a mi casa, procurando regresar lo antes posible. Cuando aterricé, me encontré con dos problemas: había dejado tirados cien tuquis y  la señora se había emocionado y le cortó el cabello más de lo planeado. Cuando la vi, pensé que estaba corto pero como a ella siempre le ha gustado el estilo pajecito, pensé que no habría problema. Pero luego, con los ojos llorosos, Fátima pidió hablar conmigo. Salimos y me dijo: «No me gusta mi pelo, está muy corto». Y lloró y lloró y lloró. La consolé y le dije que se miraba muy guapa. No le mentía, pues la verdad es que tiene una carita linda y el cabello corto acentúa sus rasgos. Hicimos una apuesta: ya verás que cuando llegues donde la abuelita y cuando venga tu papi, te van a decir ¡qué linda te ves!  De más está decir que gané el pulso.

Pero, aún quedaba un reto. ¿Qué dirían sus amigas del colegio?  Quedamos en que le compraría unos cuantos accesorios para el cabello y así estuviera con un look más coqueto. El martes que regresó del colegio traía una expresión poco alentadora. Hablamos y me contó que se habían burlado de ella y que ya no quería ir al colegio. Luego de hacerle las preguntas de rigor, le dije: 
– ¿Cuántas niñas se burlaron de ti?
– Tres
– ¿Cuántas niñas hay en tu clase?
– Treinta
– Mmm… es decir que hubo 27 niñas que no se burlaron y que quizá pensaron que te veías linda… Amor, uno debe aprender a convivir con personas que han sido educadas diferente y que no tienen problemas en burlarse de los demás… no puedes dejar que la tristeza te gane por tres niñas.Además, ahora mismo, puedo enumerarte a personas que han dicho que te ves muy linda...

Su rostro cambió y se animó más… hasta allí llegó el conflicto. 

El otro que anda estrenando look es Emilio. Se le pegó un chicle en el cabello y él decidió cortarse una «puntita». Anneliese, siempre puesta y dispuesta a ayudar, le dijo: «No, Emilio. Todavía tenés un pedazo…» con decisión tomó la tijera y ¡rash! le cortó de raíz el problema. Así que ese día apareció con un hoy en medio de toda la selva capilar. Lo bueno es que su pelo crece a la velocidad de la luz y ahora solo se le mira disparejo…

Cuando yo estudié el ciclo básico, nos incluyeron una clase de «Belleza», muchas de mis compañeras aprendieron a cortar el cabello. A mí se me hacía bolas todo y nunca aprendí… ahora con seis cabecitas que constantemente desean renovar su look, pienso ¡¿por qué no aprendí?!
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Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.