Todos los niños sueñan sobre su futuro.  La mayoría quieren ser servidores públicos y sus ilusiones las tejen con los hilos azules de un policía, rojos de un bombero, blancos de un doctor o celestes de una enfermera.  Algunos de mis hijos ya pasaron por esa etapa, otros solamente viven el presente y no se complican.  En las próximas líneas les compartiré lo que mis hijos, hasta el momento, han decidido ser.

Ximena: Tiene una gama de opciones, pero lo curioso es que todas se relacionan con el arte. En su listado se lee: estilista, diseñadora de modas, artista, pintora, diseñadora gráfica, escritora…  Ella se define como diseñadora. Para la Navidad pasada, el Niño  Jesús le envió un proyector en el que fácilmente puede crear cientos de prendas femeninas. Le gustó mucho, ahora que ha descubierto que hay un programa (Project Runway) que se llama igual que su juguete, está aún más feliz.   En uno de sus cuadernos de «catarsis» escribió que su fuerte era la literatura.  Yo la veo y pienso que definitivamente tiene ese don y sobre todo el talante de artista. 
Fátima: Últimamente sus revelaciones me han dejado con el corazón en la garganta. Un día me comento, sin tapujos, que ella de grande quería ser maestra o monja. Yo tragué saliva y le pregunté ¿por qué monja?, «porque me gustan los niños» fue su respuesta.  Todavía acerté a decirle: pero si te gustan los niños no necesariamente tienes que ser monja… Se ve que pensó mi comentario, porque dos días después me dio otra razón que apoyaba su deseo de consagrarse a Dios. No recuerdo que pensé ni qué le dije, porque creo que mi mente se quedó en blanco de la sorpresa.  Una semana después, me preguntó sin rodeos:
– ¿Qué idioma hablan en Calcuta?
– Mmm. No sé, creo que el hindú, pero no estoy segura. Puedo averiguarte.
– Pero entonces por qué en la historia de la Madre Teresa, hablan en español.
Yo sonreí y le expliqué que justamente porque era una película, pero es notorio que sigue procesando el asunto de ser monja. Justo en ese momento recordé que días antes me había preguntado qué significado tenía una oración que termina diciendo «¿qué quieres Jesús de mí?». Lo cierto es que a mí me entra el susto, no porque no quiera que alguno de mis hijos viva para Dios, sino porque es algo mucho más serio que ser doctor, por ejemplo. Y lo único que acierto a pedir es: ¡qué yo no apague su llamada! ¡qué yo no apague su llamada!
Anneliese: ¡Anneliese, ay Anneliese!  Ella se mueve como modelo, quiere maquillarse siempre, le encantan las faldas y los zapatos llamativos. Hasta el momento se ha pronunciado diciendo que quiere ser maestra de raegeeton o bailarina.  Yo le digo que mejor lo segundo, espero que me haga caso.
Emilio: Nunca ha comentado sus preferencias. Sin embargo yo le veo talento para dos cosas: chef (tiene buen paladar y le encanta cocinar) o locutor. Emilio habla y habla y habla y puede seguir hablando hasta el infinito. Al punto que un tío le dice: Loro loco.
Nícolas: No ha dicho nada y yo tampoco  le veo cara de nada,por el momento…
Sebastián: No sé que puede ser, pero sí sé lo que no puede ser. No la haría como vigilante porque es muuuy dormilón. 
Bueno, en fin el futuro dirá qué cartas jugaremos. Lo único que espero es que «la fuerza nos acompañe».
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Ps. Los dueños de la marimba cumplieron este 15 de septiembre, catorce años de novios. ¿Está bien, no?
Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.