Todos merecemos una ovación. En varios momentos de nuestra vida, todos llevamos una historia reflejada en nuestros ojos, las cicatrices de momentos complicados en nuestra piel y los mas bellos recuerdos dentro de nuestro pecho. Por eso hoy he decidido dedicar ovaciones:

A todos los papás que ejercen plenamente su paternidad… que trabajan, lavan pachas, cambian pañales, juegan pelota, muñecas, trastecitos, cuentan cuentos, atienden a mamá cuando lo necesita y se disfrutan su rol en la familia.

A todas las abuelas, que son apoyo para sus hijos, moral, espiritual y muchas veces presencialmente. Por ser consuelo y refugio para sus nietos en todo momento.

A todas las madres, por ser todo y todo el tiempo. Por nunca darse por vencidas, por ir contra la corriente, por luchar cuando la tormenta es fuerte y por sonreír y hasta derramar una que otra lagrimita en silencio cuando el éxito llega.

Ovación

A todos los maestros y educadores, por adaptarse, por perseverar y por creer en cada uno de los pequeños. La tarea a veces se complica pero los resultados siempre llegan.

A los terapeutas, porque con paso lento pero seguro van avanzando sin mirar atrás y gracias a ellos llegar a la meta se vuelve posible. Con su invaluable vocación hacen que salga el sol siempre después de los días nublados.

A los hermanos, que siempre están para darnos ese abrazo, esa palmadita en la espalda, esa sonrisa, esa palabra y hasta ese chiste oportuno. Después de todo, nos conocemos de toda la vida y cada uno ha tenido su momento de brillar y su momento de observar el brillo del otro.

Finalmente mi mayor ovación, a todos nuestros pequeños que todos los días no enseñan las lecciones mas importantes de nuestras vidas. Nos nutren el alma, nos recuerdan lo maravilloso que es vivir y la capacidad de amar sin límites que tenemos.

Una ovación a todos… porque todos somos una historia de lucha constante.

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Soy Pahola, mujer, esposa, mamá de dos; uno de ellos con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Eso me convierte en embajadora de nuestro planeta en la mente de mi pequeño, quien es amante de la música y la lectura. Una de mis maneras de demostrar amor es a través de la cocina y me encanta aprender de todo.