Defendemos la vida porque es de Dios. No nos pertenece. El corazón, contrario a lo que las canciones cursis de telenovela dicen, naturalmente se opone a Dios en todo. Nuestros corazones son engañosos, egoístas y cómodos… todo lo que Jesús no es… y la postura en cuanto a los bebés no nacidos lo confirma. No es vida moderna, es cosa de la naturaleza humana caída: Jugar a Dios y decidir lo que es bueno o malo, ignorando que es existe un único estándar y Quien lo estableció es el Creador.
Defendemos la vida porque su valor no está ligada a su utilidad; Sino a que es imagen de Dios. Toda. Por eso no matamos a nuestros hijos parapléjicos, con síndrome de Down o con dislexia. Son hermosos y valiosos, pero solo si entendemos a Quien los hizo.
Defendemos la vida. No cómo vino. Defendemos que está allí, desde la concepción y es imagen del Creador. No se cura una herida haciendo otra más grande.
Mis hijos son herencia de Dios y ninguno es accidente o producto de la voluntad humana. Lo sé porque leo mi Biblia. Ninguno. Ni los dos que tuve en mi vientre ni las dos que estuvieron en vientres que nunca vi crecer. Desconocemos las circunstancias de sus concepciones y gestaciones, pero lo que conozco es suficiente: Dios las hizo. Las vio. Las guardó y las trajo. Y bendigo a las mujeres que escogieron la vida.
No es un camino rosado. Ni para esas madres biológicas (aunque no las conozco) ni para nuestras hijas, ni para nosotros. Ser Pro-Vida no es alegar en internet o marchar solamente. Es caminar con el quebrantado y asumir las consecuencias de un desastre porque fuimos amados primero y amados sin límites. Ser pro vida es aparecer para dar la vida aún si es ilógico. Ser pro vida es abrazar a la madre adolescente en su vergüenza o su angustia y sin importar las circunstancias y darle posada. Así pasó en Belén. Ser pro vida es enseñar a nuestros hijos varones a vivir dando la cara. Desde chiquitos. Amarlos y besarlos y dejarlos que lloren. Para que sepa cómo es un hombre de Dios. Como Jesús. Fuerte y tierno, y existiendo para beneficio del débil.
Satanás odia a los niños y de haber tenido la tecnología, hubiera inspirado a Herodes para abrir muchas clínicas de aborto. Herodes mató a todos los bebés porque vivía para él mismo. Eso no ha cambiado: sigue siendo la misma razón. El evangelio al revés… “tu vida por la mía”.
Defendamos la vida porque no somos Dios, somos de Dios, y Él es El Camino, la Verdad y la Vida.
«Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos».
Salmos 139:13-16 NVI