Si bien es cierto que enseño etiqueta y buenos modales, también soy psicóloga y, por ende, estoy consciente del mal que les hace a los niños ser obligados a saludar de beso y abrazo cuando ellos no lo desean. Aclaro: creo que a los niños sí se les debe enseñar a saludar, sin embargo, no creo que sea correcto obligarles a dar besito y abrazo cuando saludan.  Por lo mismo, me gusta enseñar a los niños a dar la mano y también les digo que un “Buenos días,” es suficiente para saludar.

Muchas no estarán de acuerdo conmigo pero les expongo aquí las razones por las cuales creo que obligar a los chicos a saludar de esa manera no es lo adecuado.

Primero: constantemente se les dice a los pequeños que no hablen con extraños, que tengan cuidado de las personas que no conocen, que no se acerquen a ellas, etc.  Sin embargo, cuando conocen a alguien por primera vez, los papás los obligan a “dar besito”. ¿Se dan cuenta de lo confuso que esto puede resultar para un niño? Por un lado, mis padres me dicen que me aleje de los extraños pero, por el otro, me obligan a besarlos, entonces, ¿qué es lo correcto?

Segundo: aunque de adultos puede que nos sintamos cómodos saludando a personas que acabamos de conocer de beso, para un niño esto puede ser una situación muy incómoda.  Los niños ven las cosas desde otra perspectiva y su visión del mundo es distinta a la nuestra.  A veces, simplemente no se sienten cómodos dando un beso y un abrazo a un adulto por x o y razón.

En mi opinión, es mejor dejarles saludar dando la mano o solo verbalmente que luego pasar la vergüenza de que, en su eterna honestidad, digan algo como: “¡Tiene mal aliento!” o se limpien el beso. Porque, como ustedes saben, los niños son así: no se guardan sus comentarios “por pena”, son auténticos y nos lo hacen saber.

Tercero: no todos los niños son iguales. Algunos son muy afectuosos y extrovertidos.  Pero también hay chicos que, por naturaleza, simplemente son más tímidos y reservados con sus muestras de afecto.  Ser tímido no tiene absolutamente nada de malo, es un simple rasgo de personalidad que, casi siempre, se va atenuando poco a poco.  Si obligamos al niño a dar besito diciéndole cosas como: “No seas tímido,” en realidad, transmitimos el mensaje de que hay algo malo en él.

Cuarto, y aquí es donde entra “Margarita la psicóloga” porque creo que es el más importante, besar nunca debe ser una obligación.

Cuando obligamos a un niño a besar no le estamos respetando y también le estamos enseñando que debe dejar que le besen aún cuando este no quiere porque los adultos así mandan.  Esto puede ser sumamente peligroso porque entonces en niño aprende que cualquiera lo puede besar aunque no quiera.

Le estamos diciendo que no puede disponer de su cuerpo y decidir sobre él.  Ahora, que no cunda el pánico, esto no quiere decir que si alguna vez obligaron a sus hijos a dar un besito los hayan traumado de por vida.  Lo que quiero es que vean la importancia de enseñarle al niño a respetar su cuerpo, a respetarse a sí mismo y que tiene el poder de decir “no” cuando algo le incomoda.  Los besos y abrazos, para los niños pequeños, son un acto íntimo, una manera de demostrar afecto y, por ende, es natural que no se sientan cómodos haciéndolo con extraños.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Como mencioné al principio, si el niño no quiere saludar con un beso o un abrazo, entonces le enseñamos a que dé la mano o a que simplemente diga un “Buenos días.”  Esto es completamente válido y le enseña al niño que él o ella puede decidir cuándo se siente incómodo en una situación y aprenderá que tiene la libertad de decidir cómo y a quién le demostrará su afecto.

Es psicóloga clínica egresada de la Universidad Rafael Landívar. Aparte de la psicología siempre le apasionaron la etiqueta y los buenos modales y es por eso que, con una compañera de universidad, fundaron Molly Manners Guatemala: una academia de etiqueta, modales y habilidades sociales para niños y adolescentes. Ahora divide su tiempo entre dar clases de psicología en la universidad, impartir cursos y talleres en su academia, estudiar (que también le apasiona) y pasar tiempo con su esposo y su perro Mr. Pulgoso.