Con el pasar del tiempo en mi práctica profesional he tenido la oportunidad de acompañar  parejas de distintas edades y tiempo de estar casado. Algunas con problemáticas serias de relación, otras, me atrevería a decir que no con situaciones tan serias; de igual forma, he atendido a jóvenes -tanto hombres como mujeres-, que buscan ayuda por el sufrimiento que está provocando su relación de noviazgo o  por el término de una relación amorosa que no les construía o les hacía daño.

Existen en el mercado muchos libros muy buenos sobre cómo mejorar y tener una buena relación de pareja; así como seminarios, talleres, pláticas pre matrimoniales… y entonces la pregunta es ¿qué es lo que pasa?

Sin duda cuando un hombre o una mujer, inician una relación de pareja, no lo hacen para sufrir.

Creo que una de las razones por las que ahora nos encontramos con más y más matrimonios disueltos, o con una relación conflictiva dentro de él, con noviazgos tóxicos, con tanto joven desilusionado; es la falta de compromiso.  Y este puede ser el problema de fondo en las relaciones.

A veces tengo la impresión que cuando las personas están pensando en casarse o cuando lo pensaron, no lo decidieron. Pensaron o soñaron con la boda, la fiesta, el vestido, el banquete y en el viviremos juntos felices para siempre; pero no se detuvieron a pensar qué significa vivir juntos felices para siempre y que eso conlleva un compromiso personal, una decisión de que este sueño se convierta en realidad por medio de nuestro hacer dentro y durante la relación.

Todos escuchamos o vimos los cuentos de Disney y de esa cuenta, tanto hombres como mujeres se han formado la idea de esa princesa o príncipe que encontrarán, amarán y serán felices para siempre. Y esta última frase, nos hace pensar que un hombre perfecto, encuentra a una mujer perfecta y que si alguna bruja causa un inconveniente, es rápidamente solucionado por el hada madrina.

El problema es que muchas personas se creyeron la historia y esta se convirtió en su expectativa de relación de pareja.

En la vida real, también se puede ser feliz para siempre, entendiendo varias cosas: la primera idea, que ese príncipe (hombre real) en algún momento se convertirá en sapo, y esa princesa (mujer real) se convertirá en bruja. Cuando eso sucede y salen a flote  nuestras áreas bajas o defectos, en lugar de frustrarnos es momento de ver una de las maravillas del amor humano, que es capaz de amar lo imperfecto.

La segunda, es que en la convivencia en pareja, se presentan situaciones, formas de ser, costumbres, hábitos positivos y negativos, que en determinado momento pueden ocasionar problemas… la noticia es que en la vida real, no es la bruja del bosque quien los ocasiona, sino ella, él o ambos.  Pero aquí se suma una situación más, como no hay una bruja del bosque a quien culpar, culpo al otro, y yo me declaro el bueno o buena del cuento. De igual forma, dejo en manos del otro la solución, el cambio, porque tampoco hay hada madrina. El síndrome de la pistolita como yo le llamo, esa señal que hacíamos con la mano cuando jugábamos a los vaqueros, solo que el pulgar me señala a mí -yo tan buena-, y el índice al otro -tú tan malo-.

En otras palabras no se asume la responsabilidad personal que se tiene ante la situación que nos está causando conflicto, dolor, distancia, y por lo mismo no nos vemos como parte de la solución.

La tercera idea es que hemos confundido alegría con felicidad.  Felicidad no implica ausencia de dolor, problemas, dificultades etc., en una relación de pareja, felicidad significa que aun en estas situaciones, sigo eligiéndote y además de tener un sentimiento de amor por la pareja, también decido seguir amando. Ese es el amor real, el que ama a pesar de que en algunos momentos o situaciones te conviertes en sapo o en bruja, a pesar de esas situaciones que nos llegan del exterior y que nos afectan, en ese momento es cuando aparece el compañero de fatiga listo para salir adelante.

Cuarta idea: vivir en pareja es alegre, es amar y ser amado, es plenitud, es contar con alguien incondicionalmente, que quiere decir en las buenas y en las malas y que depende de ambos que sean más buenas que malas.  Se dice que uno de los principales objetivos de las parejas hoy es hacerse la vida agradable y eso no está mal, entendiendo que para que esto se dé hay que ser protagonista, es decir decidir, accionar, comprometerse y responsabilizarse; crear intimidad, diálogo, aceptación y solidaridad en la vida en pareja.


Quinta idea:
No olviden, la conquista del uno por el otro no termina cuando ya firmaron ante el abogado en su boda civil o cuando finaliza la ceremonia religiosa, que yo sepa a nadie le entregan en ese momento un certificado de GARANTÍA DE AMOR PARA TODA LA VIDA.

La conquista del otro es hacer real el amor en las acciones de todos los días.

Vamos sueña pero actúa para convertir ese sueño en realidad. Los sueños se persiguen, se cumplen, cuando decides, y te comprometes con ellos.  El éxito de tu relación depende solamente de la decisión de ambos de crecer juntos, de hacer los ajustes y cambios  individuales y de pareja, para que ese tú y yo se convierta en un nosotros.