Es difícil pensar que un padre educó intencionalmente a alguien para que fuera un paladín de la corrupción. Creo que ninguno se levanta un día con este objetivo en mente: ¡mi niño me sacará de pobre a costa de los demás!.. Es más probable que los papás cometamos algunos errores por debilidad, porque no queremos exigir a nuestros hijos o bien, porque tenemos miedo a “hacerlos sufrir” y por eso permitimos actitudes  y comportamientos de dudosa reputación, que luego pueden migrar a actitudes más serias.

Es por eso que presentamos un decálogo  -a manera de ironía- sobre qué ingredientes debemos mezclar para obtener a un robusto niño que de grande podría fácilmente abrazar la corrupción. Sí, la misma que ha hecho tanto daño a nuestro país.

1. Desde pequeño, dale todo lo que quiera. Hazle saber que él es el centro del mundo y que puede conseguir lo que él quiera, a cualquier costo.

2. Enséñale que antes de quedar mal, es mejor aparentar. Puede ser que inicie nada más con una mentira piadosa, luego con un engaño “justificado”, poco a poco verás cómo agarra camino solito y empieza a mentir a diestra y siniestra. Si domina el arte de mentir, tiene un buen camino ganado.

3. El cinismo es una materia indispensable por lo que es necesario ejercitarla. Puedes alimentarlo cuando enseñes a tu chiquillo a:

  • Burlarse en lugar de pedir perdón
  • Ignorar los sentimientos de los demás y dejar de un lado la empatía
  • Enseñarle que los principios son relativos, que todo depende del cristal con que se mire…

4. No es necesario enseñar a robar de una forma descarada. Puedes hacerlo de una forma sutil: quedarse con algo que se encontró en un lugar que no es público, robar la buena fama de alguien mintiendo sobre esa persona o haciéndole bullying…

5. Facilítale dinero siempre. Pon sus necesidades primero, si es necesario trabaja extra para conceder todos los gustos. Y si no todos, por lo menos los que parezcan imposibles. Un lujo que no tengan todos sus iguales, siempre le caerá bien a su autoestima.

6. Evítale cualquier disgusto sea grande o pequeño.

7. En casa, no privilegies el diálogo familiar. Dale prioridad a lo material, si tu niño tiene todo o casi todo, no necesitará ni la compañía ni la guía de un adulto.

8. Aplaude a tu hijo solo cuando triunfe, no lo alientes cuando falle; aunque su triunfo sea a cuestas de los demás.

9. Si tu hijo enfrenta algún conflicto -cualquiera que sea-, anímalo diciéndole  que tiene razón. Ponte siempre de su lado.

10. Enséñale que el éxito es lo más importante. Y que ser exitoso es tener dinero, propiedades y poder. Adéntralo en la espiral del éxito y no le permitas salir hasta que lo veas como lo soñaste, aún a costa de los principios que algún día defendiste.

Soy mamá de seis hijos y directora editorial de Niu. Me confieso como lectora empedernida y genéticamente despistada. Escribo para cerrar mi círculo vital.