Las mentiras varían dependiendo de la etapa en la que estén nuestros hijos. Por ejemplo, los pre escolares inventan historias por su vivida imaginación, los niños mienten para complacer a los adultos y los mayores para resolver problemas. Hay maneras de minimizar las mentiras, pero si depende de la edad de tu hijo. Aquí hay una propuesta de las respuestas más efectivas además de una lista de hábitos que los adultos deben de romper.
Los 4 hábitos que hay que perder
- No tengas expectativas irrealistas de tus hijos. Esto los motiva a mentir para complacerte.
- No digas: «Si dices la verdad no tendrás problemas», y cuando la digan los castigues.
- No digas mentiras blancas. Le estás enseñando lo mismo.
- No les pongas trampas. Si sabes que olvido el deber, ¿por qué preguntarle si a la maestra le gusto?
¿Cómo responder a una mentira?
Si es un pre escolar le podrías contestar:
«Wow! ¡Que imaginación!»
«Cuéntame más, ¡es divertido jugar a que imaginamos!»
«Que historia tan buena, a mí me hubiera gustado también vivir en un castillo.»
Cuando son más grandes:
«Aunque dijiste que habías hecho tu deber, puedo ver que no lo hiciste. La próxima vez, dime la verdad.»
«Veo que no me dices la verdad, prefiero que la próxima vez seas honesto.»
«Todos cometemos errores, la próxima vez dime que paso para poderte ayudar, sin cambiar lo sucedido.»
El hijo mayor:
«Cada problema tiene una solución, si no me dices qué pasa no te puedo ayudar.»
«He pensado muchas veces que la mejor forma de solucionar un problema es evadiéndolo, pero no es así.»
«Parece que tienes un problema. Estoy para ayudarte.»
La lección más importante es como enfrentamos las adversidades en nuestras propias vidas. Y además cómo en la vida diaria le damos no solo valor sino relevancia a la honestidad. La educación no se trata solo de si miento o no, sino también si mis pensamientos son coherentes con mis acciones y de cuánto procuro dar ejemplo para que mis hijos aprendan mas de mi actuar que de mis palabras.
Este texto fue originalmente publicado en la Revista En mi casa