A causa del tráfico tan pesado que tenemos, muchas mamás deciden hacer de su carro un segundo hogar… en el que no puede faltar nada. Es comprensible y hasta cierto punto está bien, pero si no le damos mantenimiento al orden y limpieza podríamos llegar a pensar que un tornado pasó por allí, y lo peor, causar mucho estrés a ti y a los niños.

Te compartimos 5 consejos para que todo esté bajo control 🙂

1. Lo primero es lo primero: organizarse y limpiar

Parece elemental, pero nunca está demás recordarlo: organizar algo que está sucio no brinda buenos resultados. Limpia las ventanas, espejos, alfombras, asientos,etc., y pasa la aspiradora… o simplemente llévalo a limpiar. Quita las manchas del tapizado. ¿Quién se verá inspirado a mantener limpio y ordenado un lugar lleno de manchas? ¡Los niños, NO!

2. Decidir qué objetos van a ir siempre en el carro

Lo más importante es decidir en dónde llevarlos. Si hay niños pequeños conviene tener siempre a mano papel higiénico o mayordomo para diversos usos: algo que se volteó en el piso del carro o sobre el asiento, la lista de imprevistos puede ser larga.

3. Mantener el orden

En la parte de atrás coloca una bolsa pequeña para basura y otra con las pertenencias de cada niño. Si tienen edad suficiente, cada uno de ellos debe ser responsable de mantener el orden del carro y mantener sus pertenencias en su propia bolsa cuando no las usen.

4. Elimina los malos olores 

Incluso los niños que ya no se ensucian, tienen accidentes… La ventilación y la lavanda funcionan bien para eliminar olores tanto de la tapicería y de las alfombras, pero sin productos químicos tóxicos. También puedes usar bolsitas de manta rellenas de bicarbonato.

5. Repasa la rutina de orden y limpieza con los niños

Es conveniente que hagas esto al subir al carro y que verifiques que hayan seguido esta rutina antes de bajar.

Mamá de dos niñas, una en la tierra y una en el cielo. Diseñadora Gráfica en la vida real y amante de los libros, del arte y de las innovaciones gastronómicas en la vida ideal. Creo fielmente en que la paternidad es una evaluación constante, diaria, para toda la vida; y que el resultado de nuestro trabajo lo veremos siempre en las acciones de nuestros hijos.