Hace unas semanas llegué a la casa de una mamá que tenía dificultades para amamantar. Sus ojos enrojecidos denotaban lo que había sido, hasta el momento, la lactancia materna para ella. Una experiencia horrorosa, llena de dolor y desesperación en cada toma que su bebé hacía.

Sus pechos estaban igualmente enrojecidos por las grietas. En cuanto el bebé se prendió, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, el dolor era evidente.

Las madres somos muy fuertes, difícilmente nos doblegamos ante los desvelos, la incomodidad de la cesárea, el cansancio y los llantos confusos del recién nacido. Pero físicamente no estamos entrenadas para sentir dolor cada dos horas que el bebé se alimente, porque sentirlo no es natural, no es normal.

La normalización del dolor al amamantar se ha incrementado desde los últimos años y me atrevo a decir que cada día es más común porque las intervenciones con sucedáneos forman parte de los protocolos de los hospitales.

Se han vuelto tan comunes frases como: “Después de 15 días el cuerpo se acostumbra” o “A todas nos duele, ya pasará” “Hasta que el pezón hace cayo, se alivia el dolor”. Por favor, no normalicemos el dolor, es injusto que muchas sufran pensando que es normal.

No soy médico, pero clínicamente se dice que cuando hay dolor hay algo que no está bien. Lo mismo aplica en la lactancia materna, si hay dolor algo se está haciendo mal.   Los bebés a diferencia que sus madres, desarrollan durante las casi 40 semanas en el vientre  todas las habilidades que necesitan para saberse alimentar sin ningún problema.

En cambio nosotras las mujeres debemos conocer las técnicas para dejarnos guiar por ese pequeño ser humano que está moldeado y diseñado para ensancharse en los pechos de su madre.

¿Por qué hay grietas?, la razones puedes ser muchas. Aquí te dejo las más comunes:

Posición y agarre: Esta es la causa más común del por qué las madres tienen grietas al amamantar. No saber las técnicas adecuadas asegurará que te duela.

Impronta: Es la capacidad del recién nacido de almacenar la primera forma de alimentación que recibe. Si es con biberón y si el bebé tiene impronta (No todos lo traen) lo seguro es que le costará tomarse del pecho en los siguientes días y las dificultades irán en aumento.

Sedación de la madre: Muchas madres, post cesárea reciben sedación para hacerlas descansar. La separación del bebé por largos períodos puede atrasar la alimentación con el pecho y con ello las posibles dificultades irán en aumento.

Frenillo: Algunos bebés tienen algún tipo de frenillo que podría interferir con dar el pecho normalmente. Sin embargo, si no se descarta la posibilidad de que el agarre y la posición están mal decir que es por esta razón sería un diagnóstico apresurado.

Hay grietas que tardan meses en sanar porque son muy profundas, por más que el agarre y la posición se haya mejorado. Lo mejor es evitarlas y conocer las técnicas antes y durante el nacimiento de tu bebé.

Los mensajes privados de El Rincón de Lactancia, están llenos de consultas y dudas principalmente porque hay dolor pero lastimosamente no las puedo apoyar desde la frialdad de un chat. En dificultades como esta, las asesoras necesitamos ver y escuchar a las madres para apoyarlas.

Las animo a que asistan a grupos de apoyo y que una asesora evalúe su situación. Dar el pecho debería ser placentero, si no lo es se debe consultar con un experto para buscar soluciones.

Y si a ti te dolió al dar de mamar, no le digas a otra mamá que es normal y que pasará. Ayúdala a que busque información y que disfrute de su lactancia lo antes posible.

Mamá y periodista. Asesora de Lactancia Materna (Edulacta) en El Rincón de Lactancia y Guía Montessori.