1000 formas de llamarse
-Gordo
-Gondo
-Gorgondio
-Mi lindo
-(…)
Pan con miel
¿Puede acaso un pan con jamón saber a miel? Sí.
Hace un par de semanas asistí al retiro de padres que organizaron en el colegio de Fátima para las niñas que van ha hacer su Primera Comunión.
Ante mis carreras de salir a tiempo Ximena gustosamente se apunto para prepararme mi lonchera.
Llego la hora del almuerzo, busqué mi lugarcito y abrí mi almuerzo. Y allí estaba pegadito junto a mi pan una notita que decía “Papi te voy extrañar”. Ha sido el pan con jamón más dulce que he comido.
Porque es allí cuando te das cuenta que estas sembrando en terreno fértil. Los pequeños siempre devuelven mucho más de lo que uno les da.
El poder de la compasión…
Ximena y Fátima encontraron un cachorrito abandonado y les dio tanta lástima que decidieron subirlo al bus y llevárselo a nuestra casa. Cuando yo les hablé por teléfono, no me dijeron nada. Le compraron comida… cuando Renato llegó ¡oh sorpresa!, había mascota nueva. Mi esposito les dijo que no se podía quedar. Apenas superábamos la pena de haber regalado a Rabito y además, Sebastián está de gateador empedernido y tener un animal aumenta el margen de riesgo.
¿Y ahora qué hacemos? Gracias a Dios, Rafita (nuestra fiel señora que nos ayuda en casa) también se vio conquistada por el cachorro y se lo llevó a su casa. Cuando yo llegué, la conclusión que Ximena me confió fue: «no medimos las consecuencias de nuestras acciones».
Ja,ja,JA,JAAA…
Anneliese es una de las que más corre para contestar el teléfono. En una de esas me llamaron. Ella quiso fungir como toda una profesional, pero en lugar de preguntar ¿de parte de quién?, con voz de gravedad, dijo:
¿de qué parte?
Mujer de fe
Fátima
había perdido un lápiz. Estaba sumamente preocupada y levantaba hasta
las piedras de la casa para buscarlo. Yo oía que se lamentaba de su
descuido. Ximena le pidió la descripción y las generales del lápiz y
después de forma concluyente, dijo: ¡Recemos para que aparezca!… y
apareció.
¡No me mates, por favor!
Yo,
andaba gateando del cansancio. En eso me topé con Fátima quien, fresca
como una lechuga, dijo: ¡qué rápido se pasó la semana, verdad mami!
¿Rápido? ¡Pero si es martes! Ella solo sonrió y yo terminé pensando: la
semana va más lenta que nunca…
¿Y entonces?
Entonces no había forma que Emilio se convenciera que Hulk no era un servidor público, después dio un poco su brazo a torcer y dijo que quería ir de Power Ranger… Luego de un intenso cabildeo, logramos convencerlo que fuera de policía. Pero Emilio no contaba con la astucia de la mala memoria de su mamá y al final de cuentas, un olvido provocó que se fuera vestido de bombero…
¿A quién se parecerá?
Ximena me contó que un día de estos los del Tribunal Supremo Electoral (TSE) llegaron al colegio a darles una conferencia. Al finalizar, ella preguntó ¿por qué no habían dejado que Sandra Torres se inscribiera como candidata presidencial? Al parecer no obtuvo una respuesta totalmente satisfactoria, porque cuando les pasaron una hoja para evaluar al conferencista, ella anotó que la actividad no fue relevante porque no habían respondido a las preguntas…
(…)
El sábado fue día de mañana deportiva en el colegio de Ximena y Fátima. Todos estaban emocionados por jugar pero sobretodo por ganar. Así que le dieron rienda suelta a las entradas a la lotería, la ruleta, el tesoro escondido, etc., etc.
La buena suerte le sonrió a todos, menos a Fátima quien estuvo a punto de regresar con las manos vacías. Digo a punto, porque Anneliese se conmovió y le regaló su cochinito-alcancía que tanto le había gustado.
¡Eres mi heroína, Anneliese! pensé… fui a darle un beso y un apapacho.
La duda existencial de Emilio
– Papi, papi – decía con insistencia Emilio.
– Qué manda
– Verdad que si yo soy fuego pantanoso y Nícolas es furia del agua, gano yo…
Yo solo pude pensar «se nota que es hombre»…
Nícolas ha ido poco a poco hablando más. Antes no podía pronunciar la e, hasta que un día dijo: ¡okey! En otra ocasión, con total soltura y de forma inesperada gritó: ¡Púchica!
Amor zipeado
El sábado tuvimos una
piñata en Chuck &Cheese. Todos los marimberos estaban emocionados porque es
un lugar al que solo vamos cuando nos invitan ;o)… Anneliese tuvo la mala patita de amanecer
enferma por culpa de un helado de piña que más parecía piña colada por su grado de fermentación. Así que con todo el
pesar del caso, se quedó en casa recuperándose de sus males estomacales.
Ya en la piñata, Ximena y Fátima tenían clara su buena obra
del día: se propusieron ganar cuantos
tickets pudieran… todo para adquirir un juego de pinturas para la
enfermita. Jugaron y jugaron, ganaron y ganaron, soñaron y soñaron. Pero la ilusión se las mató el ratón cuando
llegaron al centro de canje y les dijeron que el set de pinturas valía 2500
tickets…. Ellas solo tenían 330. Así que la ilusión se convirtió en una pelota
diminuta de esas que uno consigue a Q2 en los mercados. Pero, nosotros les
dijimos: su hermana va a estar feliz de saber que todo el tiempo estuvieron
pendientes de ella y que se sacrificaron por llevarle algo.
Y en efecto, así
fue. Anneliese chineó la pelota de un lado para otro por los días de los días.
Watson
momento, tenían algo que querían preguntarme pero como no sabían mi nombre,
interrogaron a Nícolas
Mientras hacíamos nuestro paseo por los pasillos del supermercado, Emilio me preguntó:
-Mami, ¿cuándo vamos a comprar malvaviscos?
– No, no vamos a comprar porque ustedes un mordisco les dan y allí los dejan, solo los desperdician y…
Estaba dispuesta a seguir con mis argumentos cuando él me volvió a preguntar:
– ¿Y qué son los malvaviscos, pues?
¡Firmes mami!
Snif, snif
Cierto día, Emilio y Nícolas agarraron cáscaras de huevo y las tiraban contra el piso. Yo les dije, ¡muchá si siguen haciendo eso, al terminar ustedes van a recoger todo! En efecto, cuando terminaron Emilio agarró la escoba y la pala y trató de pseudobarrer. Nícolas andaba atras de él tratando que la jugarreta siguiera. El hermano mayor respondió: Nícolas, no voy a jugar, ¿no ves que ya soy un adulto?
Con las manos en la masa
Una tarde de cafecito, Ximena y yo conversábamos a pierna cruzada. Yo no me dí cuenta que me llevaba la cuenta de los panes que me estaba comiendo. Cuando agarré otro, la Xime me dijo: ¡mami, vas a engordar! Me ruboricé y le dije: ¡este es el último!
Verde, verde, verde…
Un día de limpieza y de tiradero de cosas, yo iba a deshacerme de una cajita que contenía leche. Emilio me vió y me preguntó «¿qué vas a hacer con esa caja?», «la voy a tirar» -respondí-, «es mejor reciclar que tirar, ¿me la regalas para reciclarla». Se la di y él fabricó un simpático avión.
¿Cuál es la diferencia?
Emilio está cuasi fracturado: el lunes se dio un golpazo en la nariz y ahora buena parte de su rostro es morado y está inflamado, como es un hombre coqueto y preocupado de su aspecto, cada poco tiempo pregunta ¿todavía lo tengo inflamable? Por más que yo lo corrijo, diciéndole «inflamado», él no cambia su palabra por nada.
El paraíso terrenal
Cerca de nuestra casa hay un terreno plano y en el que aún quedan espacios sin construir. Para mis hijos este lugar es como el paraíso terrenal de la diversión. No hay nada pero ellos mueren por ir… en cuanto Renato llega del trabajo (o incluso le hablan por teléfono) la pregunta obligada es ¿podemos ir allá abajo? Y se van pues, a ver rocas, un medio parque, calles y algunas casas. Cuando regresan su felicidad es parecida a la que pondrían si vinieran de Disney World.
Dos requisitos
Ximena opinó sobre las condiciones que en un mediano plazo debería cumplir Sebastián. Ella espera que: su hermano no sea travieso y sobre todo, que no tenga ¡faltas de ortografía! ¿Está difícil cumplir con los requerimientos, no?
Guerra de caras
En una de esas interminables peleas verbales se enfrascaron un día de estos Emilio y Anneliese. Ambos trataban de encontrar las más originales ofensas para su adversario.
– Cara de botón, dijo Emilio.
– Cara de blusa, respondió Anneliese.
– Cara de grama
– Cara de control
– …
Y así estuvieron por laaaaaaaaaargo rato. Pero lo inverosímil llegó cuando Emilio dijo: Cara de la panza de mami. Yo al escuchar esto, me reí pero luego pensé: ¿tan ofensivo es mi estómago?