Cualquiera que sea la respuesta, sospecho que los celos de madre me llevarán a sugerirle a Emilio que cambiemos a otro de los parques de nuestra colonia. Mua,ja,ja…
Jugando a ser Santa
Me encantó comprobar que todo lo que hicieron tenía un destino y por eso mismo habían puesto más cariño cuando lo fabricaron. Por mi parte, el llavero que me regaló Ximena, custodia desde ya las llaves de la oficina.
Una lección
¡Competencias!
Todos los domingos la Marimba se acomoda para ver un nuevo capítulo de Amazing Race. La mayoría tiene a su equipo favorito y vibra de la emoción por que éste llegue primero o por lo menos no sea descalificado.
En el último episodio, el equipo al que yo le iba, después de ir en primer lugar llegó de último y lo descalificaron. Ximena casi saltaba porque «Toño y Lili llegaron de primerito». Reía descontroladamente y entre una y otra carcajada me decía: lástima que se fueron los Edison… ¿he de creer que lamenta la partida de mi equipo?
Let it be
Para su clausura, Emilio debía ir vestido nada más y nada menos que de tortuga. Cuando supimos la noticia, Renato y yo sólo torcimos los ojos porque ya nos veíamos confeccionando el traje. Por nuestras múltiples ocupaciones lo empezamos el jueves a las 20:30 hrs. El evento era el viernes.
Gracias a su entusiasta tía Lesbia, el traje no sólo se terminó a tiempo sino que además quedó muy bonito. En cuanto el disfraz fue terminado, Emilio se lo probó y quería correr y saltar con el traje que asustaría a cualquier tortuga que lo viera. Por su ilusión, nadie sospechó lo que pasaría al siguiente día. Con la velocidad y astucia de un zorro, Emilio se escondió y nadie, absolutamente nadie lo hizo pasar al escenario a lucir su trajecito. Pero eso sí, se dejó tomar cualquier cantidad de fotos. Es notorio que su ilusión era lucir el disfraz y en lo que menos pensaba era en bailar frente a una multitud de madres ilusionadas.
Eso de vivir entre mujeres
A ver qué hace cuando cumpla 18…
¡Qué viva la Revolución!
¡Mua ja ja ja!
El placer de dormir
Entendiendo el sentimiento de su progenitor, Emilio se trasladó de cama y se volvió a dormir.
Sin comentarios
Ya había pasado tiempo sin que se registrara una migración tan masiva. Cierta noche desperté y encontré a tres niños y un adulto junto a mí. ¡¿Dios -pensé- cómo es que cabemos cinco en una cama?! Me levanté por necesidades de la vida y cuando quise regresar al lugarcitito que ocupaba, éste ya había desaparecido. Chiste cruel.
Agarré mi cojín y fui a compartir litera con Fátima.
Otra intro-misión del genio del idioma
Con todos los nervios de la entrevista y las fotografías para el reportaje de elPeriódico, todos estábamos cuasi listos a la hora indicada. Fátima de forma insistente, preguntaba:
– ¿A qué hora va a venir la prensadora?
– La periodista, la corregíamos nosotros.
A los cinco minutos, lo mismo:
– ¿A qué hora va a venir la prensadora?
– Es periodista, no prensadora.
– ¡Ay, a mí me gusta decirle prensadora!
Yo mejor ya no le insistí. Si el genio del idioma había metido esa relación en su cabeza (prensa – prensadora), nadie la iba a disuadir.
Un pequeño error que cambió todo
Ximena decidió participar en un concurso de dibujo sobre la Navidad. Además de ilustrar, debía escribir una frase que estuviera relacionada con la esperanza o el amor de Dios. Ella eligió la primera y quiso escribir «Tu nacimiento inunda nuestro corazón de esperanza». Sin embargo, al revisarlo noté que en lugar de inunda decía inmunda… Aparte de morirnos de la risa con Ximena, yo le dije que cuando su papá regresara le pediría el corrector y arreglaría el problema. Ella tenía que ir a dormirse ya.
Cuando Renato volvió, el liquid paper pasó pero por mi mente, porque en lugar de corregir el asunto, fui a comprar un sobre manila, introduje el dibujo y lo sellé con satisfacción. Así que los organizadores o se escandalizaron o se murieron de la risa al leer «Tu nacimiento inmunda nuestro corazón de esperanza»…
El primer dato para el currículum vítae
Emilio ha sido elegido para ser el abanderado de Pre-kinder. El día que le dieron la noticia a Renato y él lo animó para que la transmitiera a toda la familia, Emilio no sabía qué cara poner… ¿de vanidad? ¿de humildad? ¿de alegría? ¿de fama? Bueno, al final hizo un gesto muy característico como cuando se chivea (abre la boca y mira para el cielo) y dio la última hora.
Todos le aplaudimos y empezamos a llamarle «Banderita Motta«, título oficial que damos a los abanderados de nuestra familia.
El peso de los paradigmas
Uno de esos días de juego en la calle, Fátima propuso que jugáramos a los gatos y ratones. Todos estuvimos de acuerdo, pero dijimos que después de correr al ritmo del tradicional «agua limpia, agua limpia, agua sucia, agua sucia…»
Cuando terminamos el dichoso juego de las agüitas, Anneliese dijo. «Va pues, juguemos a Tom y Jerry».
¡Hombres!
A Emilio le gusta que su mami le dé besitos y por supuesto, que lo cargue como si aún fuera un bebé de cuatro meses. Pero últimamente, cuando le planto un beso en la mejilla me pregunta:
¿Me dejaste pintado?
Entre risas, le respondo que no… y le contrapregunto: ¿Por qué? No me responde. ¿Qué he de pensar? ¿Qué le disgusta tener un beso grabado? ¿Qué le gusta? ¿Qué tengo competencia?
El necesario inglés
Con gran afán, Renato ayudaba a Ximena a estudiar Inglés. Estaban en eso de he is y she is. Entonces, vino la pregunta:
Your teacher is tall?
Ximena pensó y le respondió a Renato: Yo no tengo maestros, sólo maestras. Yo, escondida en la cocina, ahogaba mis carcajadas mientras pensaba: Necesitamos un curso de inglés sin barrotes, de Don Cheyo.Con paciencia, el teacher renovó la explicación y entonces sí, Ximena afirmó:
Yes, he´s tall.
Y siguen los silogismos
¿Recuerdan aquella historia sobre la lógica de los niños? Pues ahora, otro botón sobre esto.
Emilio, estornudó tres veces seguidas y yo le dije: ¡salud!, ¡salud!, ¡salud! Él extrañado y mirándome a los ojos, me preguntó:
¿Por qué me estás saludando?
Las suyas y las ajenas
Nícolas había sido un niño modelo hasta que descubrió que ser pícaro algunas veces es divertido. Así que ahora, imita a sus hermanos en algunas travesuras pequeñas, pero travesuras al fin.
Vive para quitarse los calcetines y los zapatos, toma agua del chorro o de donde puede agarrar, le grita al inocente Rabito, tira todo lo que encuentra en su camino… Ahora ha optado por taparse los oídos y cantar la,la,la,la, cuando alguno le llama la atención ante cualquier travesura. Por supuesto, el verlo con las manos tapándose las orejas, desarma a cualquiera de sus hermanos y convierte el enojo en risas.
El ADN
Renato y yo nunca fuimos bailarines excelentes. Es más, yo soy la más tiesa entre las tiesas… Mis hijas, lamentablemente, heredaron los movimientos unilaterales para bailar.
Recientemente, en la Primera Comunión de una de mis sobrinas celebraron con pastel y baile. Había dos niñas que rompían los esquemas de baile infantil y danzaban como expertas. Mis hijas las veían y trataban de imitarlas…
Después de varios intentos, Ximena fue a sentarse y me dijo: «Estoy cansada… esas niñas son muy movidas».
¡Hombres!
Renato prefirió no darle largas a la discusión… A ver qué sucede cuando Emilio nos sorprenda dándonos besos de pajarito.
Camino al reinado
Los embates de la fama
Ahora, esta prenda sólo la viste el fin de semana… y por supuesto, sólo brilla cuando él quiere que lo haga.
Estrategias, sencillamente estrategias
El sábado fue un día intensanmente familiar. Temprano, mañana deportiva en el colegio de mis hijas mayores. En la tarde, celebración del día de la familia en la guardería de mis hijos pequeños. Así que fue todo un subibaja de actividades.
Entre todas, yo escogería la ronda de lotería en la que participó Emilio. Después de varios intentos en otros juegos no había ganado nada. Y él sólo repetía: ¿Cuándo doy a ganan ago? ¡Ay Dios mío! -pensaba yo- si eso dependiera de mí, ya te habría dado las estrellas, pero hay que tener buena suerte o buen pulso, o…
Al final de cuentas, le dije: «Vamos a la lotería», pero cuando vi a todos los jugadores pensé -mujer de poca fe- que era muy difícil que ganaramos. Además, Emilio escogió un cartón que no tenía muy buena cara. Incluso traté de disuadirlo para que cambiara, pero luego pensé que mejor respetaría su decisión.
Empezaron a cantar y nada… no salía ni la muerte, ni el pájaro, ni la garza, ni el valiente. Los otros participantes de vez en cuando, ponían sus frijolitos y Emilio nada. En eso, como una tormenta de buena suerte, las nuestras fueron saliendo una tras otra. Ya sólo faltaba una. Ximena y yo, nos pellizcábamos de los nervios. Emilio miraba el cartón y sus frijolitos, sus frijolitos y el cartón. Como a varios les faltaba sólo una figura para ganar, decidí hacer trampa. Le pedí a los tres ángeles de la guarda (el de Emilio, el de Ximena y el mío) que saliera nuestra tarjetita. Entonces, la encargada gritó:
– ¡La muerte!
– ¡Lotería! gritamos Ximena y yo como locas. Emilio nos vio con emoción.
Luego, recogimos un camión que lo cautivó y que no ha dejado de recoger tierra y piedras.
Snif, snif
Hace poco, se le ocurrió otro gran negocio. Normalmente, me piden que les lleve dibujos del famosísimo Cowco para pintarlos. Yo les doy gusto porque son una buena herramienta para que se entretengan. Pero Fátima decidió que ya no los iba a colorear, que mejor los iba a vender en el colegio a Q1. El viernes, la encontré exultante porque había cerrado una venta. Con mucho orgullo me enseñó su billete. La felicité y así quedo.
Ese mismo día, fuimos a celebrar el cumpleaños de Nícolas. Como sabemos que todos deliran con los juegos de Burguer King, entonces decidimos ir a almorzar allí y el sábado comeríamos pastel en un ambiente más familiar. Antes de bajarnos del carro, Fátima me tomó de la mano y me dijo: Mami, toma mi quetzal por si no les alcanza el dinero… Vacilé un momento, no sabía si recibirlo o no. Al final, con un beso y una sonrisa le dije: Gracias, amor. Nos va a ayudar mucho. ¿¡Díganme si esto no es para llorar de la ternura o sólo porque yo soy su mamá lo veo así?!
La discípula es más que la maestra
Con mi amplia experiencia en la cocina, compartía con mi cuñada la receta de las croquetas de papa. Y paso a paso, le explicaba cómo se machucaban las papas, uno que otro tip para que la masa no le quedara ni chiclosa ni «arrozuda».
Con una indignación que me hizo recordar mis arranques de frustración ante algunos textos que se publican en medios de comunicación o que escriben los alumnos, Ximena me corrigió: «Mami, ¡arrozudo! ¡Esa palabra NO EXISTE!» Yo no pude más que tirarme una sonora carcajada y le respondí: «es cierto, no existe… pero no sabía como explicarle a la tía que no debía echarle mucho arroz».
Los ojos de mi discípula del lenguaje miraron al cielo y seguramente pidieron clemencia para ese ser humano que acababa de infringir las sempiternas leyes de la precisión.
¡El carro, papi, el carro!
Una noche se disponía la marimba completa a rezar antes de dormirse. La mamá piruja estaba trabajando, así que sólo oía las peticiones. Renato, dirigió el rezo. Después de las acostumbradas oraciones al ángel de la guarda, a la Virgen, a Jesús Niño; venían las peticiones personalizadas. Entonces Renato decía:
– Jesús, te pedimos por los niños que no tienen a donde ir.
– Papi, ¡el carro!, gritaba Anneliese.
– Virgen Santa consuela a los enfermos y a los que no tienen que comer
– Papi… ¡el carro!, insistía nuestra musa.
– Protege a nuestra familia…
-¡El carro..! Papi, ¡el carro!
– Señor, danos los medios para comprar un carro nuevo, rezó Renato atendiendo los casi gritos de Anneliese.
¿Eso es tener fe o no?
¡Ay, el lenguaje corporal!
Amor a domicilio
Existen momentos en la vida familiar en los que los detalles o expresiones de cariño que los hijos tienen con sus padres, dejan sin aliento.
Peace & Love